Este 22 de agosto se conmemoran 47 años de la Masacre de Trelew. El acto se realizará, como cada año, en el Museo de la Memoria del Aeropuerto viejo, a partir de las 11 de la mañana. Contará con la presencia de familiares y -entre otros- del hijo de Agustín Tosco, quien fuera dirigente del gremio de Luz y Fuerza y de la CGT durante el Cordobazo.
“Hemos logrado transformar el sentimiento de muerte en amor”, dijo en Radio Ciudad (87.9 Mhz) Hilda Bonardi, viuda de Humberto Toschi, asesinado.
“Cada año nos unimos en abrazos entre familiares y ciudadanos. Ha dejado de ser nuestro dolor para pasar a ser la memoria colectiva”, continuó en el programa Mañana es Mejor de la emisora municipal.
Nacido en Córdoba, Toschi vivió su adolescencia entre militancias estudiantiles que lo llevaron a participar del Cordobazo en el ‘69, con sólo 22 años. Y a los 23, como obrero y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, conformó el Ejército Revolucionario del Pueblo, brazo armado de guerrilla contra el gobierno dictatorial de Alejandro Agustín Lanusse.
En 1971, fue detenido junto a Mario Santucho y otros líderes, en un congreso. Trasladado luego al penal de Devoto, y de ahí al penal de máxima seguridad de Rawson.
Trelew era una ciudad menos comunicada. La Ruta Nacional Nº3 no estaba pavimentada. Pero la Patagonia tiene marcas históricas de revoluciones obreras desde principios de siglo. La ciudad tenía un masivo polo obrero y una concepción solidaria y humanitaria entre los vecinos, que vinculaba fuertemente a la comunidad con los presos políticos.
Mientras la sociedad se solidarizaba, la dictadura militar lanzaba la Operación Vigilancia: detención ilegal de colaboradores y castigo a sus simpatizantes.
Mientras en las calles se llevaba adelante el Trelewazo, pidiendo por la repatriación de aquellos, tras las rejas de Rawson se planeaba es escape de integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el ERP y Montoneros.
El 15 de Agosto se realizó la fuga, en la que asesinaron al guardiacárcel Juan Gregorio Valenzuela, que se resitió. Un primer grupo encabezado por Santucho llegó al aeropuerto de Trelew en una camioneta. Ahí los esperaban para tomar un vuelo a Chile -previamente secuestrado por otro grupo- (donde gobernaba Salvador Allende) y luego exiliarse en Cuba. El segundo contingente, en el que se encontraba Toschi, tuvo dificultades –aparentemente un error en las señales entre ellos y quien los trasladaría (una frazada colgada de una reja)-, por lo que llegaron tarde en tres taxis y perdieron la oportunidad de abordar el avión.
Los 19 guerrilleros decidieron tomar entonces la terminal aeroportuaria de la ciudad y, después de una conferencia de prensa, entregaron las armas.
El capitán de corbeta Luis Emilio Sosa, segundo jefe de la Base Aeronaval Almirante Zar, los tomó nuevamente prisioneros, pero con la justificación de que la revuelta continuaba en Rawson, los llevó para su base. Allí, le ordenó a aquellos que eran garantes de la seguridad de los detenidos (el juez Alejandro Godoy, el director del diario Jornada, el subdirector del diario El Chubut, el director de LU17 Héctor «Pepe» Castro y el abogado Mario Abel Amaya) que se retiraran.
Por la madrugada del 22 de Agosto, Toschi fue despertado y sacado de su celda. Lo formaron junto a los otros detenidos y lo forzaron a mirar hacia el suelo. Instantes después, Sosa dio la orden y todos fueron ametrallados.
La mayoría falleció en el acto. Los heridos fueron trasladados al día siguiente a Puerto Belgrano para ser atendidos. Sólo tres sobrevivieron.
“El momento en el que nos dirigimos hacia el lugar donde fueron fusilados es el más fuerte de todos”, continuó Hilda, “Pero nos sentimos unidos. Al poco tiempo de la masacre aparece un poema anónimo que termina diciendo que ’16 rosas rojas caídas de madrugada florecerán cada Agosto en la tierra liberada’. Nosotros lo tomamos como propio. Así es en Trelew”.