El municipio y la Facultad de Ciencias Naturales actúan ante la aparición de aves muertas por una bacteria natural propia de los humedales. Se recomienda no ponerse en contacto con el agua y llevar las mascotas con collar y correa.
La Municipalidad de Trelew, a través de la Coordinación de Turismo, solicitó la toma de muestras a especialistas de la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco” y confirmó que un tipo de cianobaterias, productoras de una toxina hepática, proliferaron tras el temporal de viento que afectó a la ciudad y removió los sedimentos del fondo de la Laguna Chiquichano. Por tal motivo, se han visto afectadas, algunas especies de aves, tales como patos y gallaretas. Se recomienda a los vecinos cuidar de que las mascotas que visitan el predio no consuman agua de la Laguna. Es importante llevar a las mascotas con collar y correa.
La Coordinadora de Turismo del municipio, Mónica Montes Roberts, al referirse a esta situación, comentó: “Luego del temporal de viento, y a partir del trabajo de los promotores ambientales que recorren habitualmente la Reserva Natural se comenzó a evidenciar la presencia de aves muertas”.
Al observar esta realidad, la responsable de la cartera de turismo acudió a distintos especialistas. “A partir de esta situación nos pusimos en contacto tanto con la Dirección de Fauna de provincia como con la Facultad de Ciencias Naturales, y ayer a partir de los estudios realizados, se llegó a la conclusión de la presencia de una bacteria que es propia del humedal, pero que al proliferar puede provocar daños tanto en la fauna como en la gente que entre en contacto con el agua”, manifestó.
La Dra. Viviana Sastre, oceanógrafa del instituto de Hidrobiología de la UNPSJB, luego de la comunicación por parte del municipio, explicó sobre este particular: “Se comunicó conmigo Mónica Montes Roberts, Coordinadora de Turismo del municipio, para informarme que después del temporal que azotó a la ciudad, empezaron a aparecer patos y gallaretas muertas en la Laguna”.
“En un primer momento pensaron que podría haber sido a causa del temporal, pero después de que todo se calmó siguieron aparecieron animales muertas, por lo que no se podía atribuir la mortandad al temporal”, prosiguió.
“Lo primero que le pregunté fue si habían observado algún cambio en la coloración del agua. Y ella me confirmó que se veía un color más verdoso. Al ver las fotografías, efectivamente se aprecia que es una floración algal, una proliferación de células, de micro algas, o un tipo de bacterias especiales que viven en el agua”, especificó más adelante la profesional.
Y sobre este particular, detalló: “En particular estas bacterias, que son llamadas cianobacterias, son bacterias pero tienen características muy similares a las algas, porque hacen fotosíntesis. Tienen pigmentos fotosintéticos, que justamente son los que le otorgan un color muy verde al agua, un verde brillante muy particular. Hacen fotosíntesis a partir de dióxido de carbono, de luz solar, para generar su propio alimento, sus propios componentes celulares”.
De este modo, por no encontrarse en la ciudad, la doctora Sastre solicitó la colaboración de otra especialista. “A una colaboradora del instituto de Hidrobiología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Patagonia le pedí si podía acercarse a tomar unas muestras para observarlas en el microscopio. Así fue como la Dra. Noelia Ulloa fue y tomó muestras de las márgenes de la Laguna y coincidimos que se trata de un tipo de cianobacterias que son productoras de una toxina hepática, una hepatotoxina, que afecta al hígado y que puede ser causante de muerte de aves. No es la primera vez que ocurre, ya hay un antecedente en este lugar”.
Para finalizar, explicó: “Esta especie puede estar normalmente en el ambiente como el de la Laguna, de poca profundidad, con una superficie expuesta a la luz solar, con una temperatura propicia como la de esta época del año. Y puedo suponer que el temporal, ese viento tremendo que se sintió, haya removido el agua y los sedimentos del fondo, liberando nutrientes, como fósforo o nitrógeno, que normalmente están entrampados en los sedimentos del fondo, aportados por distintas fuentes de materia orgánica que llegan a la Laguna, que al liberarse se convierten en alimento de estas cianobacterias. Y es ahí donde acompañados por las condiciones apropiadas, se producen estas proliferaciones”.
Mónica Montes Roberts, al conocer los resultados de esta investigación, resumió: “Es importante entender que se trata de un proceso natural, una bacteria que es natural que esté presente en el agua de la Laguna, pero que de entrar en contacto con ella puede resultar perjudicial. Es una de las razones por las cuales el Plan de Uso Público de la Reserva establece la prohibición de las actividades en el agua”.
Y solicitó especial atención a los vecinos: “Pedimos a los vecinos respetar estas normas, evitar el contacto con el agua y cuidar de nuestras mascotas llevándolos con collar y correa para que no se metan en el agua. De esta manera evitamos que las mascotas enfermen y que ellas afecten a las aves en la Reserva”.